El trabajo bien coordinado es como una orquesta bien afinada, sus resultados son placenteros para todos
Con el modelo BlizWork conseguimos que las personas y los recursos tecnológicos de la empresa se integren en un conjunto armónico para entregar el mejor servicio a los Clientes, en los tiempos y ritmos esperados.
¿Cómo llegamos a desarrollar el concepto BlizWork?
Todo comienza con nuestra práctica de consultoría tecnológica, en la que conocimos íntimamente decenas de organizaciones de todo tamaño, en múltiples industrias. Algunas con requerimientos bastante simples, pero muchas más con desafíos y problemas importantes.
Tal como uno va al doctor cuando ya no puede ignorar el síntoma, la mayoría de las empresas sale a buscar soluciones tecnológicas cuando el problema que enfrenta es acuciante. En esta etapa, la situación no se resuelve con la implementación de un sistema localizado, sino que se ha extendido a varios otros aspectos: eficiencia y eficacia de la organización, rotación de personal y ambiente laboral, presiones competitivas y financieras, crecimiento bajo las expectativas, y otras situaciones graves.
En estos casos nos encontramos típicamente con un diagnóstico interno: “Necesitamos gestión de documentos”, pero del análisis surge la carencia de una definición clara de los roles: nadie tiene claro quién es responsable de qué. “Nos basta con un sistema simple y barato de facturación electrónica”, buscando resolver los pedidos atrasados y clientes insatisfechos, sin considerar que la solución implica involucrar a áreas antes no asociadas al problema.
En su etapa crónica, la falta de soluciones integradas armónicamente genera disonancias en toda la organización. El gerente o jefe vive frustrado con su equipo de trabajo, ve falta de compromiso, ineficiencia e incumplimiento de plazos. Del otro lado, el equipo de trabajo se siente sobrepasado por la carga de trabajo, siente que su jefatura no reconoce sus esfuerzos, se resiente por la “falta de brazos” y recursos.
Esto puede parecer un fenómeno exclusivo de las grandes empresas. Pero en las pequeñas también se manifiesta y, además, junto con otros problemas: márgenes insuficientes, incapacidad para crecer orgánicamente, rotación de personal. En este escenario se precariza la viabilidad misma del emprendimiento, ya que cualquier problema que no se pueda controlar, puede dejar a la empresa fuera del negocio.
Conversando al interior de nuestro equipo, más allá del problema tecnológico, concluimos que una de las señales más claras de que un negocio no va bien encaminado es cuando la gente odia su trabajo. Y, es una noción ya establecida: uno no renuncia a su trabajo, renuncia a su jefe. Es decir, las carencias y deficiencias al interior de una organización tienden a personificarse.
Lo que en esta etapa ha desaparecido es el disfrute del trabajo, la satisfacción de estar participando en la ejecución de una partitura que deleita a todos.
Suficiente de problemática. Pasemos a la “solucionática”.
Producto de años de experiencia, nuestro enfoque es, antes de aplicar tecnología, identificar el proceso de negocio. Proceso, porque las transacciones solo son una parte de la realidad. Y de negocio porque se trata de cumplir los objetivos de la organización, sin limitarse a automatizar una función, que también siempre será parcial.
BPM es una de las metodologías que organiza estos conceptos, pero nunca nos limitamos a ella, sino que es una más de las herramientas disponibles para nosotros.
Y este enfoque nos sirvió bien. Conseguimos muchos éxitos para nuestros Clientes, pero algo faltaba. Una cosa es solucionar el problema, a tiempo y en presupuesto. Otra es el factor ¡WOW!
Algunas de las cosas que nos dejaban con gusto a poco (a nosotros, no a nuestros Clientes, necesariamente):
- Esfuerzo Tecnológico: Cuando ya teníamos claro el proceso, estábamos todos de acuerdo, comenzaba el vía crucis. Obligados a incorporar el implementador, al desarrollador encargado de la integración, el encargado de infraestructura, la compra de servidores, el mantenimiento del sistemas, la auditoría de seguridad, etc; etc; etc. En la edad de la nube, el teletrabajo, los dispositivos móviles, esto no tiene sentido. Siempre hay un desafío tecnológico, pero esto no puede impedir la marcha del negocio. Rápida y ágilmente, utilizando una arquitectura de APIs y servicios web, todo debe ponerse en marcha rápidamente y, a través de pruebas y ajustes, quedar listo para operar. Tenemos que contar con una plataforma nube que encapsule esfuerzos tecnológicos ¿Y por qué no permitir que el desarrollador, el integrador, pueda paquetizar y revender su esfuerzo?
- Procesos y Colaboración: En los últimos años, junto a aplicaciones específicas orientadas a automatizar una función específica y restringida, se han impuesto dos paradigmas para trabajar en equipo: La Orientación a Procesos, por un lado, y la Colaboración, por el otro. La fortaleza del proceso es su estructuración y orientación al objetivo, pero suele transformarse en una camisa de fuerza rígida, sobre todo por el esfuerzo tecnológico que implica ponerlas en marcha. La Colaboración, al contrario, es todo flexibilidad. Demasiada flexibilidad. Los repositorios de colaboración terminan como un saco de archivos y mensajes, con poco aporte a la gestión y la mejora. Hay que combinar ambas armas: la gestión y orientación a la meta de la orientación al proceso, con la agilidad y flexibilidad de la colaboración, para compartir la información no-estructurada en el momento que se necesite.
- La Red de Valor: Siempre el trabajo y la colaboración se ha visto como un proceso que ocurre al interior de la organización. Nada más equivocado. De hecho, nuestro sistema social se basa en la colaboración (y competencia) de organizaciones y personas. Un proveedor, lo único que busca es servir bien a sus Clientes, y a la vez, necesita estar bien servido por sus propios proveedores. Luego, ese Cliente, hace todo lo posible por entregar valor a sus Clientes, y por lo mismo necesita que este proveedor le entregue valor. Lo mismo ocurre con asesores, free-lancers, microempresas e, incluso, los entes reguladores. Entonces, dejamos de hablar de la famosa cadena de valor y pasamos al concepto de Red de Valor. Esto es, entender que la colaboración debe ir más allá de las fronteras de nuestro equipo de trabajo. Parte de esta Red de Valor, son los proveedores tecnológicos que nos proporcionan diversos servicios, como por ejemplo, integración con sistemas heredados y sistemas ERP, aplicaciones web, etc. Del mismo modo, son actores importantes de esta red aquellos expertos de dominio en materias como logística, comercio electrónico, y tantos otros procesos esenciales para le empresa digital del siglo XXI.
En eso estamos, en crear una nueva realidad para las empresas y equipos de trabajo digitales.
Nuestra visión es que:
- Las actividades deben organizarse en torno al Cliente.
- Todo grupo de trabajo debe tener objetivos y procesos claros.
- Todo lo que se pueda automatizar, se debe automatizar.
- Se deben eliminar las tareas redundantes y de poco valor.
- Se cultive un fuerte sentido de logro y mejora.
- La convivencia debe ser armónica. Tener clara las responsabilidades, plazos y estándares de calidad, contribuye enormemente a esto.
Finalmente, que el trabajo, siendo trabajo, sea agradable y fluido. Que verdaderamente contribuya al bienestar personal y de la organización.
Te invitamos a conocer BlizWork y transformar la manera en que
trabajas.